Sunday 4 August 2013

"La vida no se ha hecho para comprenderla, sino para vivirla." (Jorge Santayana)

Bueno como os llevo diciendo en los post anteriores, he llegado a Australia, y mi llegada no es que haya sido menos aventura que lo que os venia contando.
El 31 de Julio, día que tenía mi vuelo me dispuse a coger el tren y luego un autobús para llegar al aeropuerto, la forma más barata. Al llegar a la estación me encontré un billete sin usar para la dirección contraria pero decidí usarlo. Cuando los revisores me pidieron el billete me jugué la carta de “estoy to’ perdió” así que me dieron un ticket nuevo hasta mi destino por lo que no tuve que pagar el tren aunque por desgracia  este se retraso y perdí el autobús lo que concluyo en que tuve que coger un taxi para no perder el avión que más tarde seria retrasado más de 1 hora.
Al llegar al Aeropuerto, y para mi sorpresa me dijeron que la maleta no estaba incluida a pesar de que había pagado 30$ extra pero como lo había reservado mediante una agencia de viajes externa no pude hacer nada más que callar aguantarme y sonreír mientras pagaba los 80$ que me costó facturarla.
Más tarde en el avión me empezaron a ofrecer todo tipo de lujos que a otros pasajeros no les ofrecían y pensé: “mi acento mola pero no para tanto” así que le pregunte qué a que se debía dicho lujo y me contestaron que mi billete era con todo incluido, así que comprendí que debía de haber habido algún error y la maleta se había convertido en todos los lujos posibles que te pueden dar en un avión, comida gratis y bebidas ilimitadas a lo que mi reacción fue: “ me han cobrado 80$ esto tengo que amortizarlo aquí”. Así pues las botellas de vino corrieron, los zumos los guarde en la chaqueta, pedí más y mas comida constantemente hasta que para su alivio el avión empezó a descender y se termino la barra libre.
Esos 80$ habían sido un contratiempo importante y los hostales estaban muy caros así que decidí dormir en la playa que ya me habían dicho varias personas que no habría problema. Y así fue, el único problema que tuve fue la lluvia. Para mi fortuna en el desayuno conocí a varios vagabundos que me aconsejaron de varios sitios en los que podía tener cosas gratis así que me acerque a uno de ellos donde podía ducharme gratis y así lo hice, también aproveche para intentar buscar trabajo en plan para unos pocos días antes de seguir mi camino y así poder recuperar algo de dinero. Me dieron de comer y más tarde deje mi equipaje allí y seque el saco en la secadora así que ya estaba listo para pasar otra noche más a la intemperie aunque esta vez no en la arena ya que todo mi equipaje estaba lleno de arena por todos sitios.
Dormí en lo alto de una pequeña colina justo al lado de la playa y donde había algunas mesas de picnic y sobretodo unas vistas impresionantes.  Así que no tarde en dormirme simplemente por la impaciencia de ver el amanecer.
A la mañana siguiente me desperté aun en la penumbra de la noche pero con las primeras luces del día asomando. Para mi sorpresa pese a ser las 5.45 de la mañana ya había una persona esperando para el amanecer. Rápidamente empaque todas mis cosas en la pequeña mochila que llevaba ya que el resto lo había dejado en lugar de acogida. Tranquilamente me tome una naranja y empecé a observar como la luz del gran astro iba incrementando, lenta pero constantemente. El paisaje se iba desnudando poco a poco ante esa luz y dejaba toda su belleza al descubierto para el deleite de todos los ojos que la miran con admiración y deseo.
Poco después me descubrí que el paisaje al que estaba mirando era uno de los mejores sitios para hacer surf en el mundo y lo descubrí cuando el pequeño mirador se empezó a llenar de fotógrafos con toda clase de accesorios, teleobjetivos que se transportan en maletas, polarizadores, temporizadores, rotadores automáticos y toda clase de objetos y lujos que se pueden dar en el mundo de la fotografía.
Me di cuenta de la importancia del asunto cuando hable con uno de los fotógrafos que me decía que era un día con muy buenas olas y que probablemente varios campeones del mundo de surf que viven en esta pequeña ciudad estarían surfeando y todos querían una foto.
Ese día fui a recoger mi equipaje para empezar albergarme en un hostel ya que había conseguido una oferta y tenía la posibilidad de alquilar tablas de surf por 10$ al día así que mi misión de aprender a hacer surf había comenzado.

El tiempo era perfecto, el lugar maravilloso y las olas increíbles que más se puede pedir en unos días de invierno en Australia.


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